lunes, 3 de septiembre de 2007

miércoles, 22 de agosto de 2007

Una reflexión sobre la salud

Nuestra naturaleza se expresa de forma continua a través de un equilibrio dinámico. Ello es posible gracias a constantes ajustes con nuestro medio externo e interno, que son siempre variables. La salud constituye pues el margen amplio donde los esfuerzos adaptativos son encajados sin consecuencias para nuestra supervivencia a un coste aceptable.

Desde el mundo orgánico, el psicológico o el social pueden actuar elementos con capacidad de romper el equilibrio saludable que nos sostiene.

La enfermedad aparece pues como una crisis que interacciona en la vida del individuo y lleva la salud más allá de los márgenes de equilibrio. De forma refleja se ponen en marcha procesos que tienen por objeto devolver al equilibrio perdido. Estos mecanismos son tanto internos como externos. Todo proceso vital tiene un “elan vital” o fuerza interior, que es el que arrastra a la materia hacia su proceso de vida, es decir un comportamiento sanatorio propio. Todo individuo cura desde dentro, pero en los individuos sociales como nosotros, precisamos así mismo de la puesta en marcha de procesos sociales que abunden en la misma dirección curativa.

En este contexto, la definición de la OMS en cuanto que la salud es un estado de bienestar físico, mental y social requiere de una revisión. En primer lugar la salud no es un estado de quietud. Nuestra naturaleza es expresión cambiable, física, mental, espiritual y social. Es por lo tanto la salud un criterio evolutivo de caracter inestable. Es más, en el bienestar, hay que aceptar una valoración subjetiva, individual y colectiva, y por lo tanto no homogénea.

La capacidad de autocuración de los sistemas vivos se extiende más allá de los elementos materiales. La mente, que no es más que otra forma de expresión de la materia, participa de las mismas propiedades fundamentales de la materia viva, es decir, de su impulso vital, y su capacidad de autorregulación y por tanto autocurativa. Las estructuras sociales no están excluidas de esta naturaleza, así como el mundo del espíritu.

El universo, en un momento dado se ha expresado en un orden de vida con capacidad de perpetuarse en una dinámica hacia un mundo más complejo, manteniendo siempre sus funciones previas adquiridas. Contiene en sí el germen de la autocuración, que no es más que la capacidad autoorganizativa. Es decir su esencia misma, con sus propiedades específicas, fundamentalmente su consistencia en el tiempo como proceso irreversible y por tanto con historia relevante, su irreductibilidad o incapacidad a la simplificación y su libertad o adaptabilidad a las contingencias, sean del orden que sean.

En definitiva, y como apunta Juan Mendoza-Vega, la salud ha pasado de ser la ausencia de enfermedad a un estado de bienestar, y luego un proceso de equilibrio dinámico del individuo, su colectividad y su extensión hasta "Gea",la tierra viva, alejándose así de su antropocentrismo.

martes, 21 de agosto de 2007

Sistemas complejos y Medicina

La Medicina es una actividad, que por el uso de conocimientos biológicos, químicos y físicos, utiliza la tecnología con el objetivo de mantener y promocionar un estado de equilibrio saludable. Ello facilita la sobreviviencia y el desarrollo del individuo personal y social, sin olvidar su vertiente espiritual. Constituye, pues, una "ars" y una "techne", así como un elemento motor del desarrollo cultural y conceptual del hombre, entrando de pleno en la filosofía, la ética y en la antropología.

De esta manera la medicina y el médico constituyen un nodo de relaciones entre múltiples partes que interactúan recíprocamente. Es un buen ejemplo para el estudio de la complejidad. Es por ello que inicio este blog, con la esperanza de ser un punto de encuentro de todos aquellos interesados en el desarrollo de la Medicina Compleja.